Las mascarillas faciales son una forma fácil de cuidar la piel en casa, y son una gran ayuda para mejorar la rutina diaria de cuidados de la piel. Pero, ¿estás usando la mascarilla adecuada a tus necesidades?

Estas son las más comunes:
Mascarillas de Velo:
Generalmente vienen en bolsas, “empapadas» por una loción hidratante. Tienen como principal función minimizar las arrugas, hidratar y eliminar las impurezas de la piel.
Mascarilla de Arcilla:
Han ido perdiendo popularidad, debido a la aparición de las mascarillas de velo.
Existen diferentes tipos de arcillas, y las más empleadas suelen ser de arcilla roja y de caolín. Tienen como función estimular la circulación sanguínea del rostro, lo cual aporta nutrientes a la piel.
Aparte de tener un efecto exfoliante, ayudan a revitalizar y absorber la grasa de la piel.
Mascarillas de Burbuja:
Son relativamente recientes en el mercado. Con una textura de mousse, forman unas pequeñas burbujitas sobre la piel al ser aplicadas. Por lo general, tardan unos 10 minutos en actuar, lo que notaremos cuando dejen de burbujear, y se retiran muy fácilmente.
Proporcionan una sensación de limpieza profunda en la piel.
Mascarillas Exfoliantes:
Están indicadas específicamente para exfoliar la piel, eliminando todo tipo de impurezas y restos de células muertas.
No es recomendable abusar de estas mascarillas, pues pueden dañar la piel cuando son usadas con excesiva frecuencia.
Mascarillas Peel Off:
Estas consisten en un gel que se aplica sobre el rostro, y se retiran como si fuese una capa de la piel. Tienen como función remover las impurezas y puntos negros, pero muchas veces resecan y dejan la piel muy tirante.
¡Debes elegir tus mascarillas de acuerdo con tu tipo de piel!