El manto hidrolipídico:
Es imposible entender el mundo del cuidado de la piel y de la cosmética, sin saber la importancia que tiene el manto hidrolipídico.
Mi objetivo es que lleguéis a tener el conocimiento suficiente para saber qué productos os van bien y cómo usarlos, pero para ello hay que ir poco a poco y empezar desde una base.
Debemos entender que es nuestra responsabilidad cuidar nuestra piel (nadie puede hacerlo mejor que nosotros mismos) y no es tan difícil, porque podemos verla, tocarla y, si os fijáis bien, os da muchas pistas de lo que necesita.
Dar paso a la imaginación y visualizad el manto hidrolipídico como un film que cubre vuestra piel. Este manto hidrolipídico está formado por:
- Agua (hidro) que proviene de nuestras glándulas sudoríparas.
- Grasa (lipídico) que proviene de las glándulas sebáceas.
Ambas secreciones se mezclan y forman este “film”

La calidad de nuestra piel depende del estado de esta capa. Sin ella, empiezan la mayoría de los desórdenes de nuestra piel.
Es una capa muy sensible que puede eliminarse fácilmente. Estos son algunos ejemplos de acciones que contribuyen a esa eliminación:
- El uso de limpiadores faciales muy agresivos para nuestra piel.
- Limpiar la piel con agua muy fría o muy caliente.
- Abusar de las exfoliaciones.
- El uso productos muy astringentes (típico de personas con pieles grasas).
- Frotarnos la piel al secarla con la toalla, en vez de hacerlo con toquecitos suaves…
No hay que volverse locos, ni hacer rutinas interminables. Vamos a buscar productos básicos, entender la sensibilidad de nuestra piel y protegerla.
Lo importante es ir despacio y aplicar los productos adecuados para nuestro tipo de piel. Por eso, próximamente dedicaré otro blog a rutinas muy simples para cada tipo de piel.