En nuestro rostro se refleja el estrés

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Muchas de nosotras tenemos muy normalizado el estado de estrés en nuestro organismo, y si no sabemos gestionarlo del todo queda reflejado en nuestra belleza.

Seguro que alguna vez habrás notado como las uñas, el cabello, pero sobretodo el rostro reacciona contribuyendo al empeoramiento físico.

En tiempos en los que estamos más estresados el cuerpo de manera automática se defiende, creando hormonas como el cortisol, que indica a las glándulas de nuestra piel que produzcan más grasa y de aquí aparecerán los primeros problemas cutáneos. Además, nuestro organismo empeora agravando la rosácea, los eczemas, urticarias y desencadena así un circulo vicioso.

Os voy a dejar algunos de los síntomas más comunes que me hacéis llegar para que identifiquéis si vuestra piel está estresada;

  • Falta de luminosidad, el brillo propio de la cara se pierde. Esto es debido a que nuestro flujo sanguíneo se ralentiza, y provoca que los nutrientes se vayan a nuestros músculos para poder afrontar el estado de estrés que genera tensión en nuestro organismo.

  • La deshidratación que en consecuencia hará una mayor visibilidad de las líneas de expresión, sobretodo más en las mujeres que en los hombres.

  • Los fuertes cambios emocionales favorecen a los brotes de acné y granos.

  • La obstrucción de los poros.

  • Aumento de las bolsas en los ojos, normalmente al no descansar bien las horas de sueño y levantarnos tan temprano para sacar la faena adelante, muchas veces provoca las ojeras y las odiosas bolsas en nuestros ojos.

Como ya sabemos la importancia que tiene sentirse bien por dentro para poder sentirse bien por fuera, estos factores contribuyen en que los síntomas desaparezcan o al menos disminuyan. Nuestro rostro es la carta de presentación que le brindamos a los demás.


Es importante entonces entender el foco del estrés que nos genera ese malestar físico y mental, para empezar a trabajarlo además de mejorarlo.
Desde luego hay que hacer un hincapié muy importante en ser disciplinada en nuestra rutina facial, doble limpieza, utilizar exfoliantes para oxigenar la piel y el uso correcto de cremas hidratantes.


Resumiendo, el estrés forma parte en alguna época de nuestra vida, eso es inevitable. Sin embargo, hay que saber tratarlo, por eso la clave es mimarnos la piel.

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